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Un Día de Todos los Santos movidito

 

Mapa de la Península Ibérica con las isosistas o líneas
 en las cuales el terremoto alcanza la misma intensidad correspondientes al terremoto de 1775. Se aprecia que 
 la zona de Guadalajara fue sometida a una intensidad de VI grados

Imagen obtenida de [3] 

Información sísmica proporcionada por Roberto Gil de Mingo

El terremoto conocido como de Lisboa

Este terremoto se consideró como el más destructivo que ha azotado a la Península hasta esa fecha. Se produjeron varios temblores a las 9h:50 min, 10h y 12h del día 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos. Este violento temblor tuvo su epicentro en la falla Azores-Gibraltar, a 37ºN y 10º0. Afectó duramente Portugal y el sur de España (VIII), (ver mapa de isosistas). Su duración fue de 120 segundos y se alcanzó una intensidad máxima de X. Sus efectos fueron desastrosos y aparte del terremoto en sí, que destruyó la mayoría de los edificios en Lisboa, se produjo un devastador incendio que arrasó Lisboa y un tsunami que azotó las costas portuguesas y zona del golfo de Cádiz.

En Lisboa, se contabilizaron 50.000 víctimas mortales de una población estimada en 235.000 personas.

En España, se produjeron cuantiosos daños. En Sevilla, se destruyó el 6,5 % de las viviendas y dañó el 89%. La Giralda se vio muy afectada, y se produjeron 9 víctimas. En Madrid, se alcanzó una intensidad de V y, aparte de algunos daños, cayó una cruz del Colegio Imperial y otra de la fachada del Buen Suceso, ocasionando la muerte de dos niños.

Cabe destacar el hecho de que hasta fecha relativamente reciente, la historiografía ha ignorado la encuesta e informe formados a instancias del Ministerio de Estado de Fernando VI, Ricardo Wall, que se conservan en el Archivo Histórico Nacional (documentos números 1 y 2 relacionados en el apartado de Referencias, al final de este trabajo).

Atienza

21 de noviembre de 1755

El Alcalde mayor,

Señor:

Con la atención y respeto que corresponde a mi obediencia, recibí por correo inmediato la carta Orden de V. I. en que me previene informe de los efectos que en esta población causó el temblor de tierra el día primero del corriente y, ejecutándolo precedido [de] los más ciertos y verídicos informes que he tomado de las personas más advertidas, así eclesiásticas como seculares de esta villa, digo:

Que dicho día primero, como a las diez de su mañana, con corta diferencia, principió en ella dicho terremoto, el que duró de 6 a 8 minutos, causando un universal temblor y movimiento de todos los edificios de Iglesias, conventos y casas, tanto que, por hallarse el mayor número de gentes en las parroquias para oír la misa mayor, por darse principio a aquella hora, las desampararon, huyendo con aceleración en la creencia de que venían a tierra, hasta que, reconociendo sucedía lo mismo en las casas y aún en la muralla que cerca esta villa, y que por bajo de tierra se oía un ruidosos estruendo, se vino en conocimiento de ser dicho temblor, el que, aunque es cierto derribó uno de los remates de piedra de la Iglesia de la Santísima Trinidad como de peso de 16 arrobas, y dos de la de San Bartolomé, no ocasionaron más ruinas ni perjuicios que haber dado el uno de los dos últimos en el tejado de la sacristía, quebrantando el maderaje y bóveda de dicha oficina, y en el convento de San Francisco, extramuros de esta villa, ha abierto bastantemente por donde antes estaba algo la Capilla mayor donde se veneran algunas de las Santas Espinas de Nuestro Señor Jesucristo, y la escalera principal para subir desde la sacristía al altar mayor, claustro y coro, sin que tampoco haya resultado muerte, ni herida alguna en personas ni animales.

Ni previsto señales antes ni después de dicho terremoto que lo anunciasen.

Que es cuanto sobre el particular dicho puedo informar a V. I. de quien quedo con el  más rendido afecto, pidiendo a Dios que dilate su vida los muchos años que puede.

Atienza, 21 de Noviembre de 1755

Ilustrísimo Señor:

Besa la mano de V. S. I. su más afectísimo y rendido servidor,

Don Joseph Alvarez y Torres

 

 

Jadraque

Xadraque, 16 noviembre 1755

El Alcalde mayor.

Que no ocurrió novedad especial en el temblor de tierra.

Ilustrísimo Señor:

La de V. S. I. recibí, de ocho de el que rige y, hecho cargo de lo que me ordena, en asunto a la novedad acaecida en su primero día, informado de varias personas, así eclesiásticas como seculares, resulta:

Que dicho día, entre nueve y diez horas de su mañana, percibieron muchas de ellas, temblar en sus propias casas, con movimiento de sus aparatos domésticos, de forma que, parando sus consideraciones por entonces en otra cosa que la de el viento (por hacerle grande) habiendo hecho perceptible a tantos, se conoció por caso extraordinario, sucediendo al mismo tiempo experimentar muchas gentes insubsistencia y flaqueza de cabeza, y aún en los mismos templos donde se hallaban, con el motivo de la asistencia a misa y Oficios populares, manifestando parecerles se desvolvían o trastornaban, percibiendo un ruido más que de rodadas de coche; sucediendo lo mismo, y a la misma hora, en algunos lugares de esta cercanía, sin que por estos haya resultado  muerte ni desgracia alguna en personas ni animales. Sólo sí hallarse las gentes constituidas en bastante compunción, por los discursos y máquinas que a todos se propone sobre las causas que pueden estimular a tan extraña novedad.

Y la de haber observado, en algunas partes, de privación cristalina de las fuentes, en sus aguas, por algún tiempo.

Sin que antes de este suceso se haya advertido señal por la cual las personas de reflexión y experiencia pudiesen inferir resultas graves.

Esto es todo cuanto puedo informar a V. S. I., cuya importante persona, pido a Dios guarde muchos años.

Xadraque, y noviembre 16 de 1755

Ilustrísimo Señor:

Puesto a los pies de V. S. I. corresponde e informa,

Joseph Ortega de Castro

 

Sigüenza

Sigüenza, 15 noviembre 1755

El Alcalde ordinario.

Da cuenta de lo ocurrido con el terremoto, en cumplimiento de la Orden que a este fin se le comunicó.

Ilustrísimo Señor:

Señor:

En cumplimiento del Orden de V. S. I., de 8 de este mes, debo hacer presente:

Que el día primero de este mismo mes, a la hora de las diez y cuarto, con muy corta diferencia, estando celebrando en la Santa Iglesia Catedral el Santo Sacrificio de la misa, con la solemnidad que acostumbra, y  ocupado el coro, con la asistencia del Ilustrísimo Señor Obispo y su Cabildo, y en el cuerpo de la Iglesia mucha parte del pueblo, a tiempo que se estaba cantando la epístola, se vio generalmente un movimiento en la fábrica de la Santa Iglesia, y en las rejas del coro, y Capilla mayor, moviéndose al mismo tiempo con vaivenes las Imágenes que estaban colocadas sobre las mismas rejas, cuyo movimiento alteró a todos los que estaban en la Iglesia, y obligó a el Ilustrísimo y su Cabildo a desamparar el coro y el Preste y sus asistente, retirándose todos a la sacristía, sin  haber hecho juicio particular del inopinado movimiento, el que duró tres o cuatro minutos, y cesó, sin haber sucedido ruina, ni desgracia alguna en edificio, ni personas.

Y animando el Ilustrísimo Obispo al coro, y pueblo, con exhortaciones devotas, se pudo celebrar el Santo Sacrificio en la capilla que llaman de las reliquias, en la misma sacristía.

También se notó movimiento en las torres, sin que haya hecho quiebra alguna, que hasta ahora se haya advertido. Nota: Muchos años más tarde (1852), una noticia nos informa de que la Torre del Santísimo "de resultas de un terremoto quedó algo desnivelada y torcida, habiendo tenido necesidad de ponerla unos fuertes cruceros de hierro que la atraviesan y dan toda la seguridad que debió perder entonces" [4]

Los conventos y la Iglesia de Nuestra Señora de los Huertos, sintieron movimiento, y en esta Iglesia de los Huertos fue con mayor exceso, porque cayeron algunas piedras pequeñas y se llenó de polvo.

En el Palacio Episcopal también sintieron movimiento algunos domésticos, que estaban en él, pues la principal familia estaban en la Catedral acompañando a Su Ilustrísima.

En la población de la ciudad fue muy leve el movimiento, que, en muchas casas, no le sintieron y en otras, aunque advirtieron que los movían de su sitio, no llegaron a conocer de qué dimanaba y lo atribuyeron a que les daba algún vahído, hasta que fueron oyendo lo que había pasado en la Santa Iglesia.

También notaron muchas personas, que se hallaban cercanas a la Iglesia, que se movieron las torres de ella.

Y después se vio que, por espacio de algunas horas, salía el agua de las fuentes muy turbia, y que creció su corriente, lo cual duró pocas horas.

Sin que se haya notado antecedente para el terremoto, ni otra cosa especial más de lo que aquí llevo expresado. Y en hacimiento de gracias de tan singular beneficio, determinaron el Ilustrísimo y su Cabildo, que al día siguiente se cantase el Te Deum, con la mayor solemnidad, y que se celebrase el Santo Sacrificio de la misa, teniendo descubierto el Santísimo en la capilla y altar de Nuestra Señora la Mayor, lo que se practicó con asistencia de S. I., el venerable Cabildo, el resto del clero y el pueblo.

Esto es lo que en este particular puedo hacer presente a V. I., sin que haya acaecido desgracia alguna en edificios, personas ni animales.

Dios Nuestro Señor guarde a V. I. muchos años.

Sigüenza y noviembre 15 de 1755 años

Ilustrísimo Señor:

Besa la mano de V.I. su mayor servidor,

Don Thimoteo Talión y Salcedo

Eco del terremoto en una carta conservada en la Catedral 

En el Archivo Catedral de Sigüenza se conserva un fragmento de carta [5] fechada un día 2 (sin precisar mes ni año, pero noviembre 1755) en la que unos delegados, envueltos en un litigio no precisado con la villa de Atienza, hacen referencia a la noticia del día:

El Señor Prior llegó aier y oi le hemos visto bueno, y libre del terremoto, que experimentó en Aillón, y aquí fue un día de Juicio porque duró ocho minutos desde las diez de la mañana en que sucedió. Lo mismo sucedió en el Escorial de donde el Rey huió aquel día, sin más carruage que un tiro y el día 2 temiendo repitiese a las 24 horas se acampó en una tienda de Campaña en los Jardines del Retiro. Muertes sólo huvo las de dos niños, que  mató una cruz de piedra, al caer de la fachada del Buen Suceso. Las gentes desampararon las casas .... (el documento se interrumpe aquí)

Una noticia muy tardía sobre los daños en la catedral de Sigüenza

De una breve noticia periodística de 1852 tenemos la noticia de antiguos daños ocasionados por un terremoto, muy posiblemente el conocido como de Lisboa:

La torre llamada del Santísimo, que se ve en la lámina a la derecha de la Puerta del Mercado, tiene de elevación 186 pies; de resultas de un terremoto quedó algo desnivelada y torcida, habiendo tenido necesidad de ponerla unos fuertes cruceros de hierro que la atraviesan y dan toda la seguridad que debió perder entonces... [6]

Referencias

[1] Noticias de los estragos que causó el terremoto del 1 de noviembre en toda la Península: datos allegados por orden de Ricardo Wall, ministro de Fernando VI, para que la Real Academia de la Historia escribiese una relación que redactó Don Agustín de Montiano y Liupando. Archivo Histórico Nacional, Sección de Estado, legajo 3173. Copia depositada en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia Sign., 11-1-5/8309.

[2] José Manuel Martínez Solares, Los efectos en España del terremoto de Lisboa, Publicaciones Instituto Geográfico Nacional, Madrid 2001 

[3] http://www.esi.unav.es/asignaturas/ecologia/Hipertexto/00General/Glosario.html#Isoistas

[4] "La Catedral de Sigüenza" por Francisco García Somolinos en el Semanario Pintoresco Español, nº 21, 23 de mayo 1852, pag. 163

[5] Legajo 867. Archivo Catedral de Sigüenza

[6] Francisco García Somolinos, "La Catedral de Sigüenza" en el Semanario Pintoresco Español, nº 21 al 23 de mayo 1852, pag. 163

 


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